En la mañana de este 17 de mayo se celebró la reunión anual del
Consejo de las Áreas Empresariales en la que participaron además de
los representantes municipales, representantes de las Asociaciones de
Empresarios del polígono de Falmuria (ASPEFA) y de los Polígonos de
Tabaza I y II y Logrezana (APTABAZA).
“En este espacio de colaboración hemos abordado varios temas
que ponen de manifiesto la voluntad pública y privada de avanzar en
la mejora de las infraestructuras de las áreas industriales de
Carreño, cumpliendo así los compromisos que han dado continuidad a
la actividad de este Consejo”, explicó Amelia Fernández,
Alcaldesa de Carreño.
“La puesta en marcha de una entidad de conservación en los
polígonos del concejo supondría por un lado, un ejercicio de
responsabilidad en la implicación y participación de todos los
empresarios en el cuidado de su entorno, así como una necesaria
colaboración institucional del propio ayuntamiento, que está
implicado en la participación activa por el desarrollo industrial
del municipio en colaboración con APIA y el tejido empresarial”,
añadió la Alcaldesa de Carreño.
Entre los temas abordados en esta reunión desde el Ayuntamiento
se estudiarán propuestas con las que participar en la convocatoria
de subvenciones del IDEPA destinadas a la mejora de polígonos
industriales, como el finalizar actuaciones de accesibilidad en el
Polígono de Falmuria, valorar la necesidad de realizar un estudio de
accesibilidad para el polígono de Tabaza y adoptar medidas que
pudieran precisarse a este respecto. Y en coordinación con
APIA plantear abordar un Plan integral de seguridad de los polígonos.
Entidades de conservación
Las entidades de conservación se constituyen como entidades
urbanísticas colaboradoras de la Administración a través de las
cuales, los propietarios asumen el deber de conservar la urbanización
y mantener las dotaciones e instalaciones de los servicios públicos
de un determinado sector. Por decirlo en términos coloquiales se
asemejan a una comunidad de propietarios en una comunidad de vecinos
pero trasladado a un área empresarial. Tienen naturaleza
administrativa y se rigen por sus propios estatutos y la normativa
urbanística o reglamentaria vigente que las regula. Los estatutos
establecen tanto una serie de derechos como obligaciones a los
miembros integrantes de la entidad, así como determinan los órganos
rectores a los que se les encomienda el gobierno y la administración
de la misma.
La participación de todos los empresarios de un determinado
ámbito en las entidades de conservación hace, sin duda, que asuman
un papel activo no sólo en todos aquellos aspectos relacionados con
la conservación y mantenimiento, lo que favorecerá que se vele por
un adecuado uso de todos los elementos comunes de la urbanización.
Desde la entidad de conservación igualmente se va a promover la
convivencia social. Supone por otra parte también, una forma de
lograr una mayor eficiencia de los costes por la obtención de
economías de escala (cuando se aborde la necesidad de contratación
de servicios, tales como seguridad, limpieza, mantenimiento,
jardinería, gestoría etc.) y, fundamentalmente, en la defensa de
intereses comunes y en llevar a cabo actuaciones en todo aquello que
redunde en la mejor satisfacción del empresariado local.
La sintonía es crucial y necesaria para sacar adelante y poner en
marcha la entidad de conservación. Un buen clima de entendimiento y
cooperación entre administraciones es indispensable. La creación de
una entidad de conservación es de constitución voluntaria y
requiere que al menos un 51 % de las empresas de los polígonos estén
de acuerdo con su constitución.
Es una fórmula que lleva en funcionamiento en otros polígonos y
comunidades autónomas con buenos resultados. Hay experiencias en
Asturias, en Langreo, Castropol y Mieres, y en otras CCAA como
Cantabria.